Friday, June 09, 2006

LAST DAYS



Los medios masivos, el cine incluído, no han podido resisitir la tentación de hacer de los rockeros figuras heróicas, representantes de una sensibilidad extraordinaria, rebeldes elocuentes con existencias épicas incluso en medio de momentos en los que sus demonios personales y sus adicciones al alcohól y las drogas basicamente les han quitado la capacidad de vivir como seres razonables. The Doors, de Oliver Stone, presenta a Jim Morrison como un total shaman que incluso en sus épocas más duras mantenía una especie de conexión no verbal entre sus ideas y sus actos. Es un Jim Morrison glamourizado, la idea de un rock star siempre contra el sistema, manteniéndose lúcido hasta le final de su corta y dolorosa vida. La verdad de las cosas es que un drogadicto, por más brillante que sea, pasa sus últimos días en una agonía de murmullos. Last Days, de Gus Van Sant, presenta a Blake, un rockero de grunge en los días que preceden a su muerte. Es la tercera película en una trilogía del director acerca de personajes que se acercan a su momento final. Gerry (que no he visto) trata acerca de dos tipos que se pierden en el desierto, pasan toda la película buscando encontrar una salida, mueren y nunca son encontrados. Elephant sigue a un grupo de estudiantes de secundaria el día en que un par de ellos deciden atacar la escuela con armas de fuego y matar a compañeros y maestros. Ambas películas evitan las explicaciones. Hoy en día no hay muertes inexplicables, siempre se busca la claridad de los sucesos trágicos, con lo que simplifican sus causas y se logra señalar a algún lugar para culpar. En Elephant, nunca se entiende qué es lo que lleva a los estudiantes a matar así, y en Gerry nunca se explica cómo es que los dos personajes fueron a dar al desierto. La idea es que hay cosas tan terribles que no tienen una explicación sencilla. Era un día normal en la secundaria, incluso aburrido, y luego sin ninguna verdadera razón todo se convirtió en un infierno. Last Days evita estas explicaciones también, y es un retrato duro, bastante difícil de un ser humano en la última etapa de su drogadicción. Estas son películas sobre personajes que viven la vida como si no tuviera ningún valor.



Aunque el personaje de Blake (el rockero interpretado por Michael Pitt) está inspirado en Kurt Cobain, y la cinta en sus últimos días de vida, un letrero advierte que los personajes son ficticios, como si irónicamente ni siquiera en esta versión de los hechos pudiera Cobain existir propiamente como un ser humano.

Blake merodea por los bosques cercanos a una casa enorme de piedras donde pasa el tiempo muriendo. Camina por todos lados sin que se nos permita ver su cara cubierta por su cabellera. No habla, murmura, y basicamente no dice una sola línea completa en toda la película. Es un personaje al que no le importa nada ya. Pitt está increíble en esta actuación. Crea una barrera invisible pero inconfundible alrededor de su personaje, tan alienado que la gente a su alrededor sabe que por más que le hablen, nada está sucediendo dentro de él.

Last Days es una película donde basicamente no pasa nada. Y esa nada es precisamente el tema, el tópico que une a las tres partes de la trilogía. Un vacío que pocos directores logran explorar con éxito. No hay un plot, no hay una historia, ni una resolución. Es acerca de momentos, de comunicar sentimientos, o de comunicar la falta de comunicación de los sentimientos entre los seres humanos de los Estados Unidos del siglo XXI. Hay una larga toma en dolly out de Blake tocando la guitarra. Lo vemos desde afuera de la casa por una ventana y la cámara se aleja lentamente mientras toca y se deja llevar por sus propios gritos sin decir nunca una palabra. Es un retrato desolador de un personaje icónico de nuestra generación. Para cuando la película empieza, Blake ha dejado de ser un humano. Es un fantasma que no siente nada por nadie excepto un enorme vacío. La gente a su alrededor lo ve con preocupación, pero sabe que está más allá de la salvación. En ese sentido, Last Days debe ser la primer película en retratar a un héroe generacional más como probablemente fue al morir que como nos hubiera gustado imaginarlo. Y hay que agradecer la honestidad de Gus Van Sant por eso.

NOTA: Hace unas semanas despotriqué bastante mala onda contra The Brown Bunny, otra película en la que casi nada pasa. Y mantengo mi opinión. La diferencia, probablemente sea que algo como Last Days tiene una relación más orgánica con su estética y su contenido. El cine americano es el más temeroso de los ritmos lentos y de alejarse del recurso de la "trama" para contar una película, y es fácil decir que actualmente nadie en esa cinematografía hace películas como "El Eclipse" de Antonioni, otra película donde no pasa casi nada en terminos de trama pero mucho en terminos emocionales e intelectuales. Aunque fallida, películas como The Brown Bunny o en casos más afortunados como esta trilogía de Van Sant, son prueba de que ese tipo de cine meditativo no está completamente extinto y que bien realizado, puede tener resultados no solo interesantes sino ejemplares como Last Days.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home