Tuesday, April 03, 2007

MOVIES

THE BLACK DAHLIA, de Brian de Palma
Una película que como base real utiliza uno de los crímenes no resueltos más infames de la historia de Hollywood, no debería de apoyarse, mucho menos construirse alrededor de un triángulo amoroso ficticio que se vuelve tedioso, aburrido y frío. El trabajo detallado de dirección de arte, fotografía, vestuario y todo lo demás, incluyendo la habilidad de Brian de Palma para elaborar complejas secuencias de acción y suspenso, no salvan a esta película de que se siente demasiado larga y de su resolución, tan rebuscada que para cuando llegan a ella, ya no te importa.
WHY WE FIGHT, de Andrew Jarecki
Una de las razones por las que los documentales tienen hoy más éxito que nunca es porque ya no es un requisito ser completamente objetivo. Tras finalmente reconocer que la objetividad en el arte no existe, y tras el triunfo de Michael Moore, ahora es común que una película documental sea abierta y transparente respecto a su agenda. La gente tiene una manera más fácil de identificarse o no identificarse con un discurso, y sentir que tal o cual documental, “va dirigido” a personas como ellos mismos. Eso no quiere decir que todos sean igual de poderosos que una visión como Bowling For Columbine. WHY WE FIGHT, parte del discurso de despedida de Eisenhower para armar una liga con el mundo actual en lo que él se refiere como el complejo militar industrial. A pesar de todos sus fascinantes testimonios, y su enorme capacidad para ser entretenido e interesante en todo momento, la película es tan persuasiva que acaba sintiéndose más como un panfleto que como un documento de análisis. El problema es que ni siquiera está intentando serlo. Sin embargo, como fuente de datos, para luego uno en soledad, reflexionar sobre sus fines y advertencias, es de lo mejor que hay por ahí actualmente.

AN INCONVINIENT TRUTH, de Davis Guggenheim
La ganadora del Oscar con Al Gore tiene el mismo defecto que la anterior. Pero con más notoriedad. Por un lado, es un elocuente documental sobre el calentamiento global, que cumple con su cometido de crear la sensación de querer hacer algo al respecto. Por el otro, parece un panfleto político para Al Gore. Al ver esta película no puedes evitar pensar que el tipo quiere ser presidente otra vez. Lo que me molesta no es que sea presidente, sino que use una película sobre calentamiento global para fortalecer sus chances políticas. De esta forma, siento que la película se balconea sola, pues con esas armas, cualquiera de esos individuos brillantes que dicen que el calentamiento global no es más que una invención, tienen algo más de que quejarse.

LÉNFANT, de Los Hermanos Dardenne
Los Hermanos Dardenne tienen un estilo sobrio pero imposible de ignorar. Buscan crear la ilusión de completa objetividad, de observar más que narrar o controlar como creadores, el destino de sus personajes. La cámara siempre está a una distancia lo suficientemente larga como para nunca sentir la intimidad requerida por un personaje para identificarse con él. Su protagonista es la clase de persona más temible, un ser incapaz de sentir amor e incapaz de darlo a cualquier persona. La cámara lo sigue como un espía, y el resultado es una película fascinante. El audio de la “vida diaria” se convierte en piedra angular tanto como las imágenes. Los actores están perfectos. De todos modos, la historia general se desarrolla de una forma bastante predecible, y todo el tiempo me estuvo recordando específicamente a Sweet & Lowdown, de Woody Allen, que maneja más o menos un personaje central parecido en su inhumanidad. Cuando llegó el final, pensé que me gustaría ver las dos películas seguidas. La película está chida, pero no creo que lo suficiente como para ganarle el Premio de Cannes a History of Violence...

LA MUERTE DEL SR. LAZARESCU, de
Estoy seguro que es culpa de los traductores del DVD que una película que se anuncia en su propia caja como “la mejor comedia negra” del año haya sido para mí, una experiencia poderosa pero deprimente, triste, con esporádicos casi inexistentes brotes de humor. Tengo entendido que en el rumano, su idioma original, todo es de risa loca. Pues habrá que esperar algunos años tal vez para que alguien la traduzca bien. Por lo pronto, es de todos modos altamente recomendable, con una frialdad y una atención clínica a cada método y detalle de la noche en que un hombre llama a una ambulancia y su largo, tortuoso camino en la agonía de no poder ser aceptado en ningún hospital hasta su muerte, que funciona tan bien como cine de denuncia que como exploración casi biológica de la muerte del cuerpo humano.

SCOOP, de Woody Allen
Woody Allen es una máquina. Año tras año, de forma puntual, desde hace como 40, una película. A veces dos. No acaba una cuando ya está preparando la otra. Tiene 70 años. Y la verdad está en tremenda forma. Yo pensaba que Scoop iba a ser algún tipo de desastre como Anything Else, pero me reí más que con cualquier película de Allen en años. Sólo él puede hacer funcionar líneas como “Ese hombre es un mentiroso y un asesino, y lo digo con todo respeto”. Si bien Scarlett Johansonn y Hugh Jackman están a la altura, cada vez que Woody está en escena controla la controla completamente. Increíble que a los 70 años, sigue teniendo la misma capacidad de roba escenas de siempre. Espero que llegue a los 100.

DREAMGIRLS, de Bill Condon
Otro musical sobreestimado, fabricado con los óscares en mente, con todo de lujo menos la pasión. La neta bastante aburrido. Las cosas suceden sin ningún tipo de aviso o confrontamiento lógico, se ganchan de la idea de que es un musical para dejar que las canciones arreglen con un cambio de ritmo lo que en realidad debería resolverse con acciones consecuentes a la historia. Las canciones duran demasiado y sin excepción, todas acaban repitiendo la misma estrofa una y otra vez para que las voces se “luzcan” y te dan ganas de irte. Eddie Murphy es divertido pero cada vez que parece va a tener un verdadero buen momento para lucirse como actor, la película cambia su enfoque a otra cosa. Después de un rato, me di cuenta que lo mejor que podía hacer era ver a Beyonce.

PERFUME STORY OF A MURDERER, de Tom Tykwer
El libro que se consideraba infilmable resulta ser una película bastante cool. Una reinvención de la “película de época”, en gran parte debido a las intenciones oscuras que conlleva la historia de Grenouille. Imposible comparar entre el libro y la película. Es en casos como estos, precisamente, donde no tiene caso hacer una comparación así. La película funciona perfectamente como película. El libro como libro. La secuencia final es uno de los mejores momentos del cine del 2006.

THE PURSUIT OF HAPPYNESS, de
La que yo llamo “the poor will smith movie”. La peor clase de película, que utiliza la pobreza para dar un “mensaje” sobre la “lucha” del “hombre común”, ignorando de paso el cinismo básico de basar la idea de felicidad alrededor del dinero, de medir el éxito por el mismo, y de hacerse de la vista gorda respecto a las causas de una situación social grave como la pobreza económica. Cada extravagancia malviajante le sucede a Will Smith en esta película, sin que por un momento se cuestione cómo es que llegó ahí en primer lugar, ya sea por sus propias acciones, o por las ajenas (del gobierno, de su entorno). Con un lenguaje cinematográfico que le tira al neorrealismo, con cámara en mano, encuadres y colores “gritty”, pero con un discurso vacío que enaltece la idea caníbal del capitalismo de que cualquiera puede salir de pobre nomás con que trabaje, y que el que no es por huevón. Cuando Vittorio de Sica hizo El Ladrón de Bicicletas y Umberto D., estaba tratando de estudiar la Europa de la Posguerra, no solo de de retratar la lucha del hombre común. Aquí, no hay nada. Excepto el masturbatorio placer que puede dar ver a un hombre sufrir las situaciones más crueles y salir de ellas librado como un millonario.

TAMBIÉN LOS ENANOS COMENZARON PEQUEÑOS, de Werner Herzog
Muchos artistas son “raros” nomás por ser raros. Sus excentricidades, dentro y fuera de su obra, son más parte de un performance que otra cosa. Werner Herzog no es un excéntrico por convicción, sino un excéntrico debido a sus convicciones. Nada le parece demasiado extraño. Y aquí tenemos uno de sus numeritos más perturbadores, cómicos y provocadores. Una película acerca de una rebelión de enanos, contra los que los cuidan, otros enanos. Una tras otra, las absurdas escenas desafían las percepciones y la paciencia. Pero nunca deja de ser inquietante.

LA SCIENCE DE REVES, de Michel Gondry
Lo siento, pero me aburrí un chingo con esta película. Nunca terminé de interesarme por lo que estaba sucediendo. Aunque visualmente nunca deja de ser un espectáculo, no pasa de ahí. El humor me pareció soso. Honestamente creo que un actor como Jim Carrey le saca más provecho al tipo de visión caricaturesca que implica estar en una película de Michel Gondry, pero nadie más desatinado que él mismo en esta ocasión. Si va a hacer una película mayormente en inglés debería de aceptar que alguien que domine el idioma le haga los diálogos, al menos.

HALF NELSON, de
Una de las mejores movies del 2006. Comparada con la honestidad y brutalidad de esta película con su personaje principal y su entorno social, la artificialidad desvergonzada de la “poor will smith movie” parece una comedia de “buddys”. Un maestro de historia en secundaria, inteligente y preocupado socialmente, adicto al crack. Un retrato duro de Estados Unidos post 9/11, envuelto en Irak, desmoronándose por dentro y destruyendo por fuera. Ryan Gosling en una actuación de poca madre que pone todo su de por sí ya excelente trabajo en “The Believer”, “The Notebook”, etc., en una nueva perspectiva. Tiene algunos de los momentos más emocionalmente devastadores en mucho tiempo.

MOLOCH, de Aleksandr Sokurov
Otra representación de Hitler en sus últimos días, igual que LA CAÍDA. Pero Sokurov elige una realidad alterada, completamente teatral, representacional, a momentos cómica y excesiva. Da la sensación de estar viendo un sueño o una pesadilla, de estar más en el estado de ánimo de un loco que observándolo de fuera. Todo muy chido. Excepto el ritmo casi moribundo y los largos ratos donde nada realmente interesante sucede. A pesar de sus defectos, vale la pena conocer el experimento.

LADY VENGEANCE, de Park Chan WookLa segunda parte de la “trilogía de venganza” que inicia con “Simpatía por el Señor Venganza” y termina con “Oldboy”, es otra obra maestra. De hecho, es mucho mejor que Oldboy, y eso es decir algo. Un cine nuevo, fuerte, operático, de factura de primer mundo. Cuando ves películas así sientes que estás viendo el futuro. Nuestros tiempos encapsulados en visiones psicodélicas y estridentes. Los humanos como arquetipos, la civilización, aún salvaje en sus cimientos, imposibles de ignorar cuando los impulsos más primitivos se utilizan para satisfacer los más desarrollados. Lady Vengance tiene un sentido del humor que se siente derivado, tanto visual como actoralmente, del cine de Wes Anderson. Es una combinación extraña que acaba por funcionar.

MARIE ANTOINETTE, de Sofia Coppola
Con esta película, Coppola no sólo crece enormemente tanto en narrativa como en el nivel de perfección técnica logrado, sino que se reconfirma como una visión única, con un estilo que evoluciona a lugares cada vez más interesantes. Esta es una producción hecha con elegancia y delicadeza, se nota hasta en el más mínimo detalle. Es como un enorme pastel. Coppola logra tejer la historia de la villana favorita de Francia alrededor de una sensación juvenil y de inocencia. Abandona la idea de hacer un retrato político y decide hacer uno puramente femenino, íntimo, que a propósito deja fuera la influencia externa que de pronto se aparece en la forma de una turba lista para hacer lo que sea. Dunst está perfecta en el papel, igual que el resto de los actores, el vestuario, la fotografía y cada uno de los aspectos técnicos. Si bien su idiosincracia puede resultar incomprensible para muchos, especialmente para gente de generaciones más arriba, para las nuevas sensibilidades no es nada difícil entender la realidad presentaba de una forma tan ligada a la intimidad donde todos somos tan parecidos.

BLOOD DIAMOND, de Edward Zwick
Blood Diamond no sabe si ser una película dura y desgarradora sobre la comercialización ilegal de diamantes o una movie hollywoodense de aventuras y acción donde una mujer como Jennifer Connelly puede andar en shorts en la selva de Tanzania sin ser violada por los ejércitos de la guerrilla. Cree que puede ser ambas. Cree que puede mostrar escenas de violencia cien por ciento realistas con asesinatos de niños por niños y pasar inmediatamente a una de seducción entre los dos actores bellos, Leonardo di Caprio y Jennifer Connelly, en las que sus ojos azules y sus pieles bronceadas hacen que se te olvide que acabas de ver como masacran una aldea, para luego, ser interrumpidos por alguna explosión y comenzar de nuevo la acción; este patrón se repite toda la película, y se vuelve más una artimaña del guión para no lidiar con las consecuencias de la historia que un recurso orgánicamente surgido de la dirección de la misma. DiCaprio y Djimon Hounsu levantan el material con sus excelentes actuaciones. DiCaprio siempre ha sido un actorazo, pero sus trabajos en los últimos años son de verdad dignos de recordarse. Es una lástima que la visión siempre superficial y facilona de Edward Zwick se interponga en el camino para hacer una película que trate al tema con la seriedad que se merece, y no con franco oportunismo. Las intenciones son buenas, pero le falta.

NOTES ON A SCANDAL, de Richard Eyre
Si los estudios tuvieran los huevos, todas las películas comerciales serían así. Material arriesgado pero dulcificado con los ingredientes propios de un thriller tipo atracción fatal, coronado con el trabajo espectacular, neta que simplemente espectacular, de dos de las mejores actrices actualmente. Era cosa de dejar que Judi Dench y Cate Blanchett hicieran lo suyo para que una película retorcida, oscura, divertida y sexualmente tensa como Notes on a Scandal funcionara. Hay un placer extraño que da toda la película, simplemente de verlas actuar, decir sus líneas, adueñarse de la pantalla. Constantemente robándose una a otra la cámara, apoyadas por un impecable cuadro de actores de reparto. La música de Phillip Glass, una vez más es la cereza en un pastel bellamente fotografiado y cuidadosamente diseñado para ser tan entretenido como sea posible. Además, usa la brevedad como su mejor arma.

JESUS CAMP, de
Honestamente, Jesus Camp es la mejor película de terror que he visto en mucho tiempo. Es un documental de terror. Tal vez haya quien no concuerde conmigo. Tal vez haya quien piense que ver a niños de 11 años llorando por “sentir a Jesús dentro de ellos”, hablando en lenguas, convencidos de tener la verdad en su boca, no sea terror. Una verdad que incluye que todos los que no crean en Jesús son sus enemigos, que el calentamiento global es un mito, que la teoría de la evolución debería enseñarse en las escuelas solo si se enseña el “creacionismo”, y que no importa lo que el ser humano le haga al planeta pues, Jesús nos salvará y por eso hay que aprovechar los recursos que nos dé. Estuve tan perturbado mientras veía Jesus Camp que aún días después me es difícil comprender la humanidad básica de los pequeños robots que pueblan el elenco de esta película. Es una experiencia bastante fuerte. Lástima que, unas escenas con un periodista radial cristiano se sienten forzadas como contrapunto de vista, y fracasan en su intento de contrarrestar la falta de conflicto en la película. De hecho, hubiera sido mucho más poderosa si nos hubieran mantenido todo el tiempo sólo desde la perspectiva de los cristianos radicales que buscan “recuperar América para Jesús”.

TIDELAND, de Terry Gilliam
Esta película es el tipo de desastre que solo alguien con la creatividad de Terry Gilliam podría hacer. Gilliam es el ejemplo primario del director que ha batallado tanto para hacer cada una de sus películas que a veces me pregunto de donde saca la fuerza para seguir dedicándose a esto. Todas sus películas han implicado fuertes batallas ideológicas entre él y la gente de Hollywood que las financía. En otras ocasiones, todo parece salirle mal, como se muestra en el documental Lost in la Mancha, el making of de su frustrado intento por filmar El Quijote, en donde hasta la lluvia se le aparece para llevarse las cámaras en una inundación. A mi parecer, ha luchado tanto de una forma tan absurda que ya no toma en serio recomendación alguna y se apega a “su vision” de una forma necia que da como resultado malviajes como Tideland. La diferencia entre el Terry Gilliam de mediados de los ochenta y noventa con el de ahora es que antes sus películas sí estaban chidas (Brazil, Las Aventuras del Barón Manchausen, 12 Monos) y de un tiempo para acá, en realidad no (Fear and Loathing in Las Vegas, Hermanos Grimm). TIDELAND tiene una idea inicial que parece hecha a la medida de su director: una niña con una madre alcohólica que la odia y un padre rockero adicto a la heroína se queda sola cuando los dos mueren de sobredosis y comienza a imaginar un mundo de fantasía en el que vive aventuras tipo Alicia en el País de las Maravillas onda dark, onda Gilliam. Jennifer Tilly, como la madre, genial, y Jeff Bridges, luciéndose como el padre, terminan siendo los puntos más cool de este desmadre. La excesiva estridencia de la propuesta visual y estética, y la incapacidad de Gilliam para restringirse un poco en su afán por hacer de cada toma “un trip” la vuelven casi insoportable. Después de todos estos años, sigue empeñado en usar solo lentes angulares en todas las tomas, aún cuando no son necesarios, y aunque supuestamente la película está narrada desde el punto de vista de la niña, es imposible de tomar en serio tal afirmación pues, no hay otro punto de vista en una película de Terry Gilliam más que el de Terry Gilliam. Aunque tiene sus momentos, TIDELAND no es un viaje que me volvería a aventar, como sucedió con todas las películas de Gilliam desde 12 Monos.

THE PRESTIGE, de Christopher Nolan
Christopher Nolan se está convirtiendo en el arquetipo del cineasta moderno. Virtuoso, adaptable, capaz de entregarse de igual forma y sacarles resultados brillantes a proyectos tan distintos como Memento, Insomnia y Batman Begins. Una extraña mezcla entre ateur y director de oficio al que se le puede confiar una franquicia, sin que eso signifique que abandone proyectos personales como THE PRESTIGE. Esta película realizada en el inter entre el primer Batman y el que viene, tiene toda la crema que se le pueda echar a unos tacos. Como Memento, es una historia compleja, rebuscada, pero se hace fácil de seguir gracias al empeño del director y a unos actores entregados por completo a la ficción. THE PRESTIGE no se trata de nada realmente. Es otro juego de astucias como MEMENTO, en el que lo interesante es la forma, visual y auditiva, en que todo se desarrolla. Es otro ejemplo de cómo, idealmente, debería ser el cine comercial. Ver algo completamente consciente de que es una película, al tanto del artificio (el nivel técnico es otra cosa), y al mismo tiempo creerte tanto la ficción que estés verdaderamente entretenido por dos horas con una historia que constantemente cambia de rumbo y sorprende.

THE LAST KING OF SCOTLAND, de Kevin McDonald
Tal vez pase tiempo para que el cine internacional aprenda que una película sobre África debe intentar ser menos occidental. No es chido que la historia de ese continente esté siendo reducida a semi cintas de acción con música de orquesta y protagonistas blancos cínicos. De todos modos, esta movie tiene algo enorme a su favor y que minimiza cualquier defecto: Forest Withaker. Este es el tipo de actuación histórica que hace que actores negros, gordos y feos como Withaker terminen ganando óscares. Cada vez que el tipo aparece en la pantalla es electrizante. Nada más por él, esta es una película que no se puede perder.




















1 Comments:

Blogger Mario said...

No lo había pensado: pero tienes razón, hay puntos de contacto entre las pelis de los Dardenne y la de Woody Allen, en ese personaje terriblemente infantil. Aunque a mi sí me gustó mucho "L'enfant", mi favorita de ellos es "Rosetta": dura, fría, cómica hasta el escalofrío (como la peli del Sr. Lazarescu, que me dejó una sensación similar a la tuya)... Quiero ver "Maria Antonieta", "Moloch": la primera a punto de estrenars en México, y la otra sólo accesible en DVD... Se supone que "Moloch" es parte de una trilogía sobre el totalitarismo, junto con "Taurus" y "The Sun". Las conoces? Puedes darme referencias?... Un saludo, que es un placer leer sobre tanto buen cine que has visto

10:44 AM  

Post a Comment

<< Home