MANN'S WORLD

Sin ninguna explicación tradicional, somos literalmente tirados en medio de una historia confusa que ya comenzó, y levantados de ella lejos de algún final. Vemos durante dos horas desenvolverse un pedazo de lo que parecen ser dos vidas en el límite. La sensación es de voyeurismo, como si vieras en ese rato un gigantesco mundo subterráneo que lo mismo añoras que repeles. Dos agentes undercover que parecen uno, que casi no hablan y cuando lo hacen, es en su jerga policiaca, tan dedicados a su trabajo que sus vidas fuera de él son un vacío impenetrable o un sueño. No muy diferentes de otros personajes en las películas de Michael Mann, que parecen ser un reflejo del director mismo, con una dedicación al trabajo que raya en el fetichismo, como el detective de Al Pacino o el robabancos de De Niro en Heat, o el frío asesino a sueldo de Tom Cruise en Colateral.

Es raro que la trama sea un simple episodio de giros y sorpresas en una misión undercover que abarca narcos, neonazis y ejércitos, y al mismo tiempo haya una corriente emocional nunca desglosada, nunca explicada, con detalles aquí y allá, que serán notados por el expectador antento. Y de eso se trata, finalmente, pues MIAMI VICE, a pesar de su campaña publicitaria y su exhorbitante costo de producción, no es una película para verse en un cine lleno de gente. Es mejor ir temprano, verla con la sala casi vacía, y dejar que entre en ti.
Michael Mann tal vez sea uno de los pocos directores del mundo que ha elegido usar video digital en vez de cine por propósitos artísticos en vez de económicos. La fotografía del genial Dion Bebee es absolutamente espectacular, y ayuda a crear un "mood" durante toda la película que la hace sentir única. Un "mood" de inseguridad, de melancolía, de vacío. La fotografía, como pocas veces se usa en el cine, expresa más de la vida interna de los personajes que sus diálogos.


Todo esto es imposible de hacérselo entender a la gente cuadrada que no va a a ver en MIAMI VICE más de lo que han elegido ver: una simple película de acción más. No importa mucho. Los que saben de cine saben que lo más difícil de lograr es trabajar en los confínes de un género y aún así ser fresco, atevido y exitoso. Lo más cabrón es colar una visión personal y artística en una película palomera de verano de 135 millones de dólares. Cuando sucede, es casi un milagro. Y casi siempre el público no ve lo que tiene frente a sus ojos. Hitchcock tuvo que llegar a ser un viejito para que Francois Truffaut lo entrevistara con el respeto que un pupilo le tiene a un maestro, y fue entónces que el mundo comenzó a notar que no sólo era el "mago dle suspenso", sino un artista completo como Kurosawa o Bergman. Michael Mann está por ahí, y es cuestión de tiempo para que ese dato se vuelva lugar común también.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home