Wednesday, July 19, 2006

"FRAUDE"


La situación que México está viviendo respecto a la elección presidencial es en todas sus deprimentes facetas un recordatorio para todos los mexicanos, y para cualquier ser humano con capacidad de raciocinio que la “democracia” y lo que supuestamente representa no es más que una más de las fantasías modernas. No me refiero al supuesto fraude electoral que impugna el PRD, sino a la visión global que me llega a mi en lo personal de todo el espectro político-medios-ciudadano-empresarial.

¿Qué es lo que tenemos? Un candidato de izquierda con más colmillo que astucia, cegado por su visión apasionada de una realidad obvia (la de los extremos de México: ricos y pobres) y la idea de que con tal de salir avante en esta situación, se puede decir lo que sea sobre quien sea. Declarar a los medios que incluso los mismos observadores de su Partido estaban vendidos es una de las movidas más torpes que López Obrador ha hecho desde el 2 de Julio, aunque no ha sido la primera. Esas cosas, incluso si son ciertas, no se dicen. Eso es por puro sentido común. Era obvio que la percepción y la credibilidad del candidato iban a sufrir un revés por eso.

Tenemos un candidato de derecha que no tiene empacho en declararse ganador cuando un proceso no ha terminado, y que cada vez que abre la boca, perdónenme, pero suena como un secretario del secretario. A nivel personal, me parece imposible que Felipe Calderón no sea otra cosa que un monigote al que alguien puso ahí para mangonearlo por seis años, sirviendo a intereses empresariales más que poblacionales.

Tenemos también un aparato de gobierno empeñado en voltear la tortilla una y otra vez. Increíble que Fox, quien descaradamente ha hecho uso de todo su poder y recursos desde antes que iniciaran las campañas para desacreditar a AMLO y apoyar a Felipe Calderón (una acción por sí sola más antidemocrática que cualquiera de cualquier otro partido) se la pase diciendo ahora que las elecciones fueron hechas por los ciudadanos solamente, sin su intervención.

Tenemos unos medios de comunicación masiva evidentemente, de una forma casi absurda, al servicio de lo que el gobierno quiera decir. ¿Pero qué podíamos esperar? Hace tres meses Televisa y TV Azteca se beneficiaron enormemente de una ley que nos da en la madre a todos los que nos dedicamos a la comunicación, una ley que mayormente fue apoyada por el PAN. Es decir, la idea de medios de comunicación independientes del gobierno es simplemente imposible. A tal grado, que de parte de periodistas y programas televisivos de los cuales uno esperaría al menos un poco de criterio, hemos tenido que escuchar argumentos como que “cuestionar la validez de las elecciones es un insulto a la ciudadanía”. Como ciudadano, yo me pregunto por qué. ¿Y qué es esta fe ciega, ingenua, torpe hacia el IFE? ¿Por qué cuestionar al IFE es algo tan intransigente? ¿En qué visión infantil de las instituciones nos quieren enfrascar? ¿El IFE no se puede comprar, no se puede equivocar? ¿El padrino de la boda de Calderón y Presidente del IFE no puede tener una inclinación por el PAN, más que evidente? Si algo he aprendido en mis 26 años de vida, si algo me ha quedado claro acerca de este planeta y de los seres humanos, es que TODO SE PUEDE COMPRAR. Esa es la principal lección que he aprendido y creo que es la principal lección que todos hemos aprendido.

¿De qué se trata esto de no dudar del IFE y de los ciudadanos? ¿Por qué? Yo, como ciudadano, ¿tengo qué tener completa fe en todos los demás? Habrá quien diga que hay un dejo de cinismo en lo que estoy diciendo, pero yo lo llamo inteligencia.

Finalmente, tenemos una ciudadanía totalmente dividida en posturas pero unida en algo fundamental: falta de visión crítica. Están los que gritan “fraude” de forma apasionada y cuya inconformidad amenaza con algo de anarquía. Por otro lado, están los excesivamente conformistas, que prefieren una calma aplastante que toma forma en la falta de capacidad para cuestionar a cualquier personaje, institución o poder. Una ciudadanía que se cree lo que la tele le dice, no importa lo desafiante a la lógica que sea. Me parece notable cómo a López Obrador se le acusa por todos lados de dividir al país, cuando lo único que ha hecho es decir en palabras simples lo que todos sabemos: que en México hay de dos, o ricos o pobres, y que es necesario bajarle a esa brecha. Nadie necesitaba que AMLO nos dijera eso, ya todos lo sabíamos desde hace mucho. Notable me parece también porque, desde donde yo lo veo, la principal causa de tanta división de ideas ha sido el miedo irracional, verdaderamente ridículo que el PAN ha infundido acerca de una posible victoria del PRD. Sé que en algunos años, nos vamos a acordar de los miedos que hubo acerca de esto y nos vamos a reír, pero por lo pronto el panorama es sombrío en ese sentido. Incluso gente del mismo PAN me ha dicho que se sorprenden de lo efectiva que ha sido su estrategia, que les parece exagerada la reacción de la gente, pero que les da gusto, obviamente, que así sea. En ese sentido, algo que me parecía inimaginable ha sucedido en México: estamos al borde de entrar en un periodo casi de McCarthismo, con la mitad del país temerosa de “los comunistas”.

Entre tanta tontería, siento que la mayoría hemos perdido de vista el meollo del asunto, que es que la elección presidencial no es finalmente una cuestión política, sino de ciudadanos. Si los Partidos accedieron a ciertas reglas y rompieron otras, o si el IFE hizo esto o aquello, no es el punto. Digo esto porque hay quienes me han dicho que el conteo voto por voto no se debe hacer por ley, porque los partidos accedieron a que así no fuera. Pues los partidos no son los únicos que participan en este asunto, y yo como ciudadano, quiero el conteo voto por voto porque simplemente me parece lo más sensato. Ante tantas irregularidades previas, durante y después de la elección, ante cuestionamientos válidos sobre conflictos de intereses entre las instituciones y candidatos participantes, pero especialmente, y quiero recalcar esto porque es lo más importante: ante el hecho de que la diferencia entre los dos candidatos es de nomás 0.58%, por sentido común, por sensatez, por inteligencia, por prevención, y sin faltarle al respeto a nadie, y sin dudar específicamente de nadie, se deben de contar los votos uno por uno, despacito.

De todos modos, eso no cambia la percepción que me ha quedado de todo esto, el sabor de boca. Me parece obvio que el IFE no es tan independiente, que el PAN no es tan transparente, que Calderón no tiene un pelo de Presidente, que AMLO está más interesado en su triunfo que en mantener su propia credibilidad, que Fox no sirve más que a los intereses de su partido, que la libertad de prensa es un mito, que las empresas controlan TODO, y que por consiguiente, hasta la ciudadanía se puede comprar, porque no tienes que aceptar una mordida para corromperte, basta subordinarte ante los intereses de empresas que no te pertenecen para ser un peón más del cacique. Tal pareciera que el fraude, más que un incidente aislado, es nuestro modo de vida.

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