Wednesday, August 09, 2006

MOMENTO

El lunes me sentí afortunado de estar vivo en el lugar preciso en el momento preciso. No sé si alguien más lo notó, pero el atardecer de el lunes en Monterrey fue tan extremedamente cool y colorido que casi llegó a ser una experiencia psicodélica. Yo estaba en el carro bajando por Leones, donde llovía. Pero la llúvía solo abarcaba la zona del cerro y saliendo de Cumbres y por detrás de mí, el cielo estaba limpio. Al mismo tiempo, el sol estaba ya bajo en el poniente, pero como aquí el sol aunque esté bajo sigue pegando duro y brillante, el efecto que provocó fue que frente a mí, por primera vez en mi vida, apareció el arcoiris completo. O sea no eso que a veces sale cuando medio llueve y que llamamos arcoiris porque se ven dos tres colores en algun lugar del cielo, sino el real deal, el arcoiris completo de un extremo a otro, como medio aro, como en las caricaturas de los ositos cariñositos. Podías ver donde empezaba y terminaba, casi querías seguirlo para ver si había una pinche olla llena de oro al final.

Miré a los lados, al congestionamiento vial permanente que es Leones a las casi 8 de la noche y poca gente observaba con atención. Yo casi choco, no me iba a concentrar en el pinche tráfico de hueva cuando después de 26 años en este desolado planeta vi lo que creía era una ocurrencia fantasiosa de gente que cree en duendes y en ponis de colores pastel. Y eso no fue todo.

De regreso, con el sol ya bajo el horizonte, los colores estaban tan pachecos que parecía que me había metido en una pintura. Rosas intensos, amarillos, naranjas, la neta ni parecía Monterrey, y además las nubes atoradas en los picos del cerro con la luz del sol reflejándose desde abajo...oh man...mejor que cualquier droga en el mundo. Truly beautiful.

No tengo foto de esto, por supuesto, y tal vez sea mejor. Este tipo de cosas mágicas es mejor tenerlas presentes con el aderezo de la memoria que verlas como fueron en realidad, las hace más especiales.

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