Thursday, June 15, 2006

SUMMERTIME

Las últimas semanas han estado tan grises en cuanto a cine que ni siquiera he querido ir. Pasaron tres semanas después de ver Misión Imposible 3 (entretenida pero finalmente, debemos de aceptar, totalmente equis y predecible juguetito sin nada minimamente original en el paquete), para que me decidiera a meterme a una sala de nuevo, solo para ver más churros. Poseidón es frustrante porque ves millones de dólares desperdiciados en las formas más aburridas, y a un elenco de actores respetables pensando en su cheque la mayor parte del tiempo. Se hace aún más deprimente cuando sabes que es uno de los fracasos taquilleros más densos de los últimos años, con un presupuesto de 150 millones y una recuperación de algo así como 60 internacionalmente, a estas alturas... Y quisiera decir que esto se debe a la eminente sofisticación de la audiencia, pero no creo que ese sea el caso. Probablemente se deba a una mala campaña de medios o a la falta de una estrella lo suficientemente atractiva que le diera credibilidad a lo que parecía una idea mediocre desde el principio.


Ayer, La Profecía me desesperó con su cero suspenso y sus sustos tramposos que nunca derivan de mantener tensión o de algo que tenga que ver con la historia. Además, se volvió chistosa como a la mitad con el morrito y su mirada "asesina" que me recordaba a la cara que hace Ben Stiller en Zoolander.

Tal vez lo más lastimoso es ver a Mia Farrow haciendo el ridículo como la Mary Poppins del infierno, en una película llena de actores respetables, todos denigrándose para pagar algún yate o alguna prostituta de 3, 000 dóalres.

El highlight de la noche fue el spot contra la piratería. Lo dije cuando esa campaña empezó y lo digo ahora: qué pendejada más grande querer convencer a la gente de no comprar películas pirata haciéndonos sentir mal por el ejemplo que le damos a nuestros hijos. Jajaja, neta, neta, qué mamadas...

Me dio gusto la manera en que ayer, en el momento del spot en que todos se ponen muy lagrimosos porque están dándole mal ejemplo a la infancia, la entera audiencia del cine se desató en una sonora carcajada de cinismo puro. Son los momentos por los que vale la pena la experiencia comunal del cine. Como dicen, pendejadas vemos pendejadas hacemos. Las películas pirata son un éxito porque cuestan veinte pesos, diez pesos, contra las ridículas cantidades que las compañías quieren cobrar. ¿200 pesos? Ja.

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