Thursday, August 24, 2006

FUEGO EN EL HOYO

La naturaleza humana es sobre repetición. Seguir los mismos esquemas una y otra vez hasta que un número considerable de personas se hartan y los destruyen temporalmente, solo para caer de nuevo en los mismo esquemas de siempre. Siempre hay esa resistencia al cambio, a nivel individual (chequen lo de Ozu), o más notablemente de manera grupal, como sociedad.

Esto se me ocurrió al ver Harlan County, Usa, un documental de Barbara Kopple hecho en los setentas, sobre una huelga de mineros de Kentucky, cansados de los maltratos y buscando pertenecer a un sindicato. Es una pieza de cine emotiva, íntima, que humaniza enormemente a ese personaje que labora en uno de los jales más peligrosos y peor pagados del mundo.

Su historia es la misma de todos. De ser tratados como animales (o como uno de ellos menciona, peor, ya que “siempre puedes contratar un nuevo minero pero a una mula la tienes que comprar”, en palabras de su capataz), a obtener cierta dignidad por medio de la violencia para unas décadas después decidir que ya tuvieron suficiente y que quieren un poco más de dignidad, sólo para recibir resistencia de los dueños de las minas, quienes no importa lo razonables que sean las peticiones de sus empleados, no las quieren realizar nomás porque les cuesta dinero y, en su marco de referencia, eso simplemente no es justo.
Los mineros tienen fácilmente uno de los peores jales del planeta. Generalmente acaban en él por vivir en lugares remotos sin acceso a una mejor educación o cualquier otro tipo de fuente de trabajo, competitivo o no. Desde adolescentes tienen que trabajar jornadas largas sin luz solar respirando gases tóxicos que a la larga les provocarán la destrucción de sus pulmones, con constante peligro de muerte por explosiones y accidentes. Viven en el frío de las minas y sacan apenas lo suficiente como para alimentar a sus familias.

En la época en que se hizo esta película, lo único que los mineros pedían era que la compañía para la que trabajaban aceptara que pertenecieran al sindicato nacional que les daría ciertos beneficios. No demasiado, honestamente. Pero la compañía minera no iba a hacer eso pues si lo hacía, una reacción en cadena con otros mineros de otras localidades podría hacer que pronto los salarios de sus casi esclavos los llevaran, si no a la banca rota, al menos sí a tener un poco menos de lana para que sus esposas se compren una bolsa cool o un carro más chiquito.

Es chistoso, no veo otra palabra como definirlo, ver a los dueños de la mina, con sus abogados, declarar a los medios que según los médicos, trabajar en una mina “no necesariamente” es causa de la enfermedad conocida como Pulmón Negro. Esto es como las compañías tabacaleras diciendo en los ochentas que fumar “no necesariamente” causa cáncer, o cómo Bush y sus serpientes diciendo que el calentamiento global “no necesariamente” está realmente sucediendo. Esto es lo que la gente en el poder hace. Niegan la realidad hasta que ya no hay manera de hacerlo, hasta que la gente se encabrona y hace algo al respecto y los obliga.

Da rabia ver que a unos mineros que sólo piden algo razonable se les responda con balazos e insultos, como uno de los jefes de la compañía diciendo que el comportamiento de las esposas de los mineros, al ayudarles en la huelga, “no es digno de las mujeres americanas”.
Es bullshit, claro. Y hoy en día estamos rodeados de bullshit de todos lados, excusas que los que destruyen a la gente y al mundo se inventan a sí mismos para justificar sus estupideces. Y es como siempre ha sido.

Sí, puede ser deprimente, pero Harlan County, USA, no es sobre la maldad de las corporaciones, sino sobre el impulso natural de los seres humanos a luchar por su bienestar. Lo chido es ver que la gente se puede unir y hacerla de pedo y ganar su pequeña batalla. Tal vez no sea mucho, pero es algo, y para cada pequeña lucha hay un gran significado.

No hay nada peor que la apatía, y cuando hay personas que se empecinan en lograr algo que les parece justo es inspirador. La huelga de los mineros duró más de un año, y mientras casi no tuvieron para comer. De por sí sus condiciones de vida ya eran bastante precarias, en lo que uno de los líderes de la huelga llama “un sistema feudal”, pues en pueblitos así, o jalas en la mina o no jalas, y hay ricos muy ricos, y mineros.

Esto es muy cool especialmente con todos los assholes hoy en día criticando a la gente que protesta por las mamadas del PAN, del IFE y whatever. No importa si hubo fraude o no, lo que es chido es que la gente, por primera vez en años, realmente hace algo respecto a su descontento, su voz se escucha. Los otros assholes que viven en Disneylandia y prefieren a todos callados y que lo único que sugieren es que la gente se “ponga a jalar” claramente no tienen un contacto directo con la realidad, porque tienes que creerte muchos cuentos de hadas para asumir que la única solución para todo en esta vida es nomás trabajar, como si fuéramos hormigas. Pero suficiente sobre eso...

Harlan County, USA es una gran película porque realmente te hace sentir parte del mundo donde ocurre la historia que cuenta. La gente del campo de USA, siempre blanco fácil de las burlas por su manera de hablar y su supuesta ignorancia, es humanizada al punto de la hermandad, casi. La película es una celebración de su cultura, con sus bailes, tradiciones y composiciones musicales producto de sus vivencias y experiencias.

Y gracias a la naturaleza humana, su historia no tiene tiempo. Hace apenas unos meses explotó una mina en Coahuila y al ver la película no pude evitar sentir un poco de deja vu. Era como ver todo lo mismo una vez más. Como en la rola de los Proppellerheads: “just a little bit of history repeating”.

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