Tuesday, April 24, 2007

ADIOS AL MITO BÉLICO

El gran dilema del cine de guerra ha sido: ¿Cómo comunicar un mensaje anti-guerra sin retratar a la guerra como algo atractivo? No importa lo desagradable, tensionante, espantosa que pueda ser la guerra, el cine no puede evitar embellecerla, ya sea haciéndola espectacular, alucinante, adrenalínica, o haciéndola la ocasión perfecta para momentos de heroísmo, iluminación, descubrimiento interno, catarsis.

Clint Eastwood, creo, lo logró. Entre su doble entrega de FLAGS OF OUR FATHERS (La Conquista del Honor) y LETTERS FROM IWO JIMA por fin, ha llevado al cine la completa y total desmitificación de la guerra. Por primera vez, una película de guerra (dos en este caso) admite, elocuentemente, que no hay nada que haga que pelear una guerra valga la pena. Ni el honor, ni el dinero, ni siquiera la defensa propia. La guerra es la muerte de todo lo que sí vale la pena, entregarse a ella es perderlo todo aunque seas ganador. Este mensajito puede sonar predecible y mamón, pero basta con sólo considerar las películas bélicas de los últimos años para darse cuenta lo difícil que es verdaderamente comprometerse con esa filosofía.
Las dos películas de Eastwood son un logro desigual. FLAGS inicia muy bien, con un tremendo cinismo en el que pareciera que hasta se burlan de las películas “heroicas” como SAVING PRIVATE RYAN. Los soldados que aparecen en la foto histórica que luego se convirtió en estatua, poniendo la bandera gringa en Iwo Jima, ni siquiera están seguros de ser los mismos que aparecen en la fotografía. La hipocresía de la guerra en los altos mandos casi parece de comedia. El dolor de los soldados acentúa la futilidad de su heroísmo. Desgraciadamente, tiene tres protagonistas de los cuales solo uno realmente es un personaje. Ryan Phillipe y Ben Chaplin no tienen absolutamente nada qué hacer. Sus personajes son tan equis que ni me acuerdo qué pedo con ellos en toda la película. Además, los últimos veinte minutos todo se viene abajo, con una narración en off que explica lo que se debió de mostrar con acciones y el cambio de tono, del fresco cinismo inicial, al cansado, aburrido, been there done that trip de que los soldados pelean por sus compañeros, blablabla....Lástima.

Sin embargo, LETTERS es una obra maestra. Fácilmente la mejor película de Eastwood. Va más allá de ser simplemente una película de la segunda guerra mundial en iwo jima, es tan extraña que parece japonesa, no gringa. Al contar la historia desde el lado de “los perdedores”, con un ejército esperando la derrota sin manera de escapar, con el escenario de la isla volcánica de tierra gris y soldados atrapados en cuevas, la sensación de ahogo es tal que se convierte en una especie de poema de la muerte. Más que ninguna otra película que recuerde, LETTERS logra retratar a la guerra como algo “feo”, gris, sin mucho chiste, sin ninguna cualidad redentora. Eastwood, un hombre que va para los 80 años de edad, no siente necesidad de justificar la guerra, la ve como lo que es, un ejercicio en sinsentido. Es tan persuasivo en su discurso, que ni siquiera la idea final de que las experiencias de guerra sirven para dar testimonio de que cosas terribles como esas han sucedido, logran sacudir la sensación constante de que no hay nada más inútil que la acción de destruirse unos a otros. Sólo la he visto una vez como para analizarla con más detalle, pero es una gran obra, que poco a poco irá ganando terreno y muy probablemente, termine siendo más celebrada que cualquiera de las otras películas nomindas al Oscar este año.


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