NIGHT vs. THE WORLD

Ya leí todas las críticas, ya he visto todos los comentarios. El mundo se une en su odio. La Dama en el Agua es un “desastre”. “Absurda”. “Completamente inverosímil”. “Falta de lógica”. “Aburrida”. “Sentimentaloide”. “Mal escrita”. “Incoherente”. “Ridícula”. “La peor película en años”. Y M. Night Shyamalan es un “arrogante”, “narcisista”, “inepto”; “cada vez peor”...su decisión de darse a sí mismo el papel de un escritor cuyas palabras, eventualmente cambiarán el destino de la humanidad es una muestra de sus “delirios de grandeza”. Honestamente, desde Oliver Stone y sus Asesinos por Naturaleza, o desde que Woody Allen se casó con Soon Yi Previn, no había leído tantas críticas a una película donde la mitad de los ataques son personalmente dirigidos al cineasta. No ayuda en nada el libro autobiográfico de Shyamalan en el que narra con lujo de detalles la manera en que cuando en Disney no les gustó su guión para esta película, se sintió tan “devastado” que “lloró”, y se fue de la compañía con la Warner (no sin hacerle los cambios que la gente de Disney le sugirió a dicho guión).

Neta. El domingo el público cayó con Lady in the Water. Se la creyeron toda. A nadie pareció importarle su “incoherencia”. Se rieron. Se emocionaron. Yo estaba ahí, y casi estaba igual. Y en los días consecuentes, he pensado en ella y en lo que Shyamalan intenta hacer con su historia y hasta me ha llegado a parecer brillante.
Nadie niega, ni siquiera sus más fúricos detractores, que M. Night Shyamalan es un cineasta ultra talentoso. Una visión única en medio de una industria llena de copiones, específicamente en el ramo de los cineastas que se dirigen a las grandes audiencias. Pero su enorme talento y su necedad para seguir su visión parece molestarle a algunas personas. O algo así. El Sexto Sentido lo convirtió en uno de esos pocos directores estrella y desde entonces, en vez de jugársela seguro ha pasado los años ofreciendo siempre creaciones originales, distintivamente suyas, a riesgo de alienar a la masa gigantesca que solo quiere entretenerse un rato con películas desechables, predecibles y a la larga aburridas por su inofensividad, como Superman Regresa.

Eso es, claro, si como espectador damos el salto de fe que Shyamalan pide, y no es poco. De hecho, sé que la gran mayoría no va a poder darlo, pero los que sí, les espera algo cool. Casi todos los críticos han sido rápidos para señalar los “defectos” de esta película. La historia absurda, la manera casi ridícula en que Giamatti acepta la realidad que la ninfa le presenta, y peor aún, la facilidad infantil con la que el resto de los personajes no solo le creen cuando les cuenta, sino que se apuntan para ayudarle. Los “hoyos” en la historia, de cómo se presentan situaciones y luego son abandonadas sin resolución. Esto ha sido interpretado por algunos como auto indulgencia, falta de ganas al escribir, o simplemente desconexión total por parte del guionista y director a la hora de estructurar su historia. Pero creo que quien piense así está perdiendo el punto. Es inútil criticar a una película así por su falta de lógica.
La Dama en el Agua es primero que nada una película sobre como las historias son inventadas y contadas de persona a persona, y de cómo sobreviven por medio de la capacidad de cada quién de imaginarlas y encontrarles un sentido en su propia vida y marco de referencia. La secuencia inicial, de pinturas rupestres animadas hace una conexión entre esa antigua forma de contar cuentos y la más moderna, que sería un medio audiovisual como el cine. Tener poder para imaginar las cosas más locas y creerlas, dice la película, es la salvación. Sin eso, nada tiene sentido.

Lo que los críticos han descalificado como el mayor defecto de la película, para mí es su más grande virtud. Hay algo acerca de la desvergonzada y risible mensez con la que todos los personajes se dejan llevar por lo que sucede en la historia que se vuelve irreverente y casi mágico espiritualmente. ¿A quién le importa la lógica? ¿Cuál es el punto de que una película tenga “sentido”? ¿Qué importa más, la lógica o el corazón? Todo esto hecho evitando casi cualquier lugar común o volteándolo contra sí mismo. Es tan deliberado lo que hace que creo que, lo que sucede, es que hay gente ahí afuera que necesita relajarse y disfrutar cuando una película se atreve a ser tan relajadamente pacheca. Hay una escena en la que Paul Giamatti pasa tanto tiempo bajo el agua que cualquier intento por mantener la credibilidad “normal” de cualquier otra película tiene que ser desechado. En otra, Giamatti tiene qué comportarse como niño chiquito para averiguar cierta información sobre la ninfa, y si ahí no te has dado cuenta que estás viendo algo infinitamente descabellado a propósito...the joke’s on you. Y eso es lo que me sorprende más: La gente no tiene problemas para creer que una ninfa acuática aparezca en una alberca en la noche, o que un monstruo la persiga, pero sí para creer que una bola de vecinos van a salir de la burbuja de sus vidas para unirse y ayudarla. ¿Qué dice eso sobre la gente en todo caso?
Y nadie se merece los aplausos más que Giamatti. Él mantiene toda la ridícula historia en pie, está al centro de ella y va con facilidad de la comicidad a la tristeza al miedo. No puedo pensar en ningún otro actor, de ahorita o de cualquier momento que hubiera podido armarla así con un guión y un concepto tan difícil.

La neta, a pesar de las críticas, en el peor de los casos, Shyamalan y Lady in the Water son admirables. Los insultos y los ataques son consecuencia natural cuando un artista es honesto y le vale madre y sigue su visión sin importarle lo que sea aceptable o comercial o correcto. Todos los verdaderos cineastas tienen tantos fans como detractores, y todas las películas que realmente son diferentes son maltratadas por quienes no las quieren entender. Ser acusado de narcisista, egomaniaco y chafo es normal para cualquier artista respetable, desde Kubrick hasta Fellini. Pero la tenacidad y la originalidad viven más que una mala crítica. Prefiero cualquier día de mi vida ver La Dama en el Agua en vez de Superman, Cars, Piratas, Misión Imposible 3, todas películas mediocres por definición, sin personalidad, sin alma de verdad, complacientes y por ende decepcionantes, y que por cierto, tuvieron mejores críticas. Shyamalan es un necio arrogante, como todo buen artista tiene que ser para hacer realidad su visión. Su agente le dijo que no la hiciera, Disney le dijo que no, los medios le auguraron un fracaso, y no le importó. Era un cuento que le contaba a sus hijos antes de dormirlos y tuvo los huevos de dar el salto de fe como para hacerla hasta el final. Hasta las últimas consecuencias. Y tal vez sea mucho pedir que el público de un salto de fe como el suyo, aunque en comparación sea una miniatura. Ha tenido las peores críticas de su carrera y su recepción en taquilla no ha sido nada ejemplar, incluso se podría decir que es desastrosa. Pero la hizo. Y el día que yo la vi en el cine, la sala estaba casi llena y el público entusiasmado y feliz desde que empezó hasta que se terminó, y en lo más profundo, eso es lo que como cineasta realmente quieres a la hora de la hora: una sola sala, con un grupo de gente que te agarra la onda. Que se la creen tanto como tú. He wins.
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