Friday, July 28, 2006

MEH

So....Johhny Depp es oficialmente la estrella más grande del cine. Piratas del Caribe 2 ha roto records de entradas, superó al hombre araña, era imposible negar que Piratas era la única película veraniega por la que la gente realmente sentía un entusiasmo notable. Podías sentirlo.

Whatever. Seamos honestos y aceptemos la neta. Piratas 1 fue una película excesivamente larga y algo aburrida salvada por una actuación medio brillante de un actor genial que ha tenido muchos otros mejores y menos valorados momentos. La razón principal por la que Depp la hizo es por lo que yo llamo el “Síndrome de Mal Juicio Paternal”, que le ocurre a muchos de los grandes actores cuando tienen hijos y sienten un ardiente y a veces nada sano impulso de hacer películas con el único objetivo de que sus hijos las puedan ver. Esa es la principal razón, también, por la que Depp se embarcó por primera vez en dos secuelas (y por la diversión, según él), aunque yo pienso que el dinero no le viene mal a nadie, especialmente a los estudios Disney, quienes están haciendo su agosto en este momento.

Y de alguna manera, supuse que en la secuela iban a tratar de hacer las cosas mejor (después de todo la idea no es mala) y a corregir los errores y resaltar las virtudes. Bueno, pues evidentemente su lógica fue la lógica común de que una secuela tiene que ser “bigger”, más, más, más que la anterior. Cuando supe que Piratas 2 duraba 135 minutos, visualicé el festival de excesos vacíos que eso significaba, y creo, después de haberla visto el viernes, que no me equivoque.
Igual que la 1, Piratas 2 es una película excesivamente larga y algo aburrida no del todo salvada por una actuación un poco menos brillante de un actor genial que debería pensar en que sus hijos van a crecer y van a preferir verlo en Ed Wood que en este producto mcdonelsco que abusa de su bienvenida al durar 135 largos minutos. Yo esperaba que esos minutos volaran, pero más bien nadan con dificultad en el disparatado mar de secuencias de acción poco inspiradas que inundan la película. A pesar de esto, hay que reconocer que no todo en Piratas es malo.

Primero que nada, hay un villano increíble, al que no puedes evitar mirar con asombro. Un nuevo nivel en diseño digital, en combinación humano-máquina...al menos en esta entrega no llega a las notas dramáticas de un Gollum, pero sí es bastante impresionante. Además, el resto de los efectos visuales superan por mucho a cualquier cosa que haya visto este año. Kiera Knightley, aunque saliera sin decir una sola palabra, es un buen atributo. Depp también. Y especialmente, hay una secuencia a media película con unos caníbales, una jaula redonda, y Depp amarrado a un palo como si fuera jabalí a punto de ser cocinado, que es genio puro. De hecho, nada más por esa secuencia vale la pena ver toda la película. Es este tipo de ideas, de secuencias de acción con más humor que necesidad de impresionar, las que hubieran hecho de Piratas algo verdaderamente distinto y único, algo que hubiera terminado con cualquier comparación a las otras tontas películas de acción que ha habido últimamente. De haber mantenido el tono de esa secuencia, Piratas hubiera sido una delicia, y yo hubiera sido el primero en regresar al día siguiente para verla otra vez. Sobra decir que no es el caso, y que la movie transcurre con torpeza entre secuencias de acción que de tan elaboradas dan hueva, escenas con el villano que impactan, escenas con Depp en la que la audiencia despierta, y el resto, con Knightley, Orlando Bloom, y todos los otros actores diciendo cosas aburridas en escenas aburridas...
Para cuando la película terminó, con el gancho para la 3, yo ya había decidido que una vez más no me estafaban. Creo...

En cualquier caso, lo mejor de Piratas fue ver el trailer de El Hombre Araña 3...y se ve realmente ultra cool...¿Podrán superar la perfección, la mezcla ideal entre cine palomero y buena narrativa de la segunda? Parece que sí...

Puta, ya quiero que estrenen algo interesante...

VIRI

Imagino a Silvia Pinal en sus momentos más introspectivos, sentada en algún rincón de su hogar, a punto de dormir, pensando sobre sus acciones en este planeta, poniendo las cosas en la balanza: “Sí”, se dice a sí misma, “hehecho muchas pendejadas en esta vida: ‘Mujer, Casos de la Vida Real...Mame...fui diputada...permití a Alejandra Guzmán ser cantante de rock...pero al menos, hice Viridiana...y El Ángel Exterminador”...

No creo estar exagerando. En más de una ocasión he visto a Pinal hablar de sus colaboraciones con Luis Buñuel, y es evidente como le brillan los ojos, levanta la frente, un dejo de orgullo se dibuja en su rostro. Ella sabe, claro. Ella sabe que no importa lo que haya hecho en su carrera, nada va a trascender tanto como Viridiana y El Ángel Exterminador. Y lo disfruta.

Y yo también. No puedes evitar respetarla. Un loco como Buñuel le pide hacer una película de humor negro sobre una monja santurrona con delirios de salvadora en la que se van a burlar de la iglesia católica y ella estuvo a la altura del reto. Se fue con todo, se entregó.

Viridiana es una de las grandes películas de Buñuel. Siempre provocador, siempre retador, es obvio al verla que necesitamos Buñueles por ahí, que sólo se sientan cómodos incomodando a los demás, que sean duros con todos por igual, que no tomen partido, ni siquiera el propio. Chequen: El mismo Franco, intentando demostrar que la realidad en España bajo su mando no era tan fascista y represora como se decía, le da la bienvenida a Buñuel y le permite hacer una película en España por primera vez en años. Buñuel, genio que es, hace lo que todo artista respetable y con conciencia hubiera hecho: prueba lo contrario.

Muerde la mano que le da de comer, y hace una película tan irreverente que es inmediatamente censurada y provoca que lo corran de España y lo vete el Vaticano para siempre. Imaginen quién rió al último.
La historia de Viridiana es un pretexto para que Buñuel se burle de todos, y tal cinismo lo hace tan refrescante que la película se niega a envejecer. Es sorprendente lo entretenida y divertida que llega a ser a momentos. Sí, Buñuel critica a la iglesia, critica a la monja, critica a los ricos, pero ojo, no hay víctimas. Los pobres, los mendigos, son tan o peor criticados que los demás. Su visión de la humanidad es casi de horror, pero da comfort saber que alguien al menos se la estaba curando de tanta desesperanza.

La gran ironía se expresa en una sola acción a mitad de la película, cuando el cuñado de Viridiana, un hombre pragmático y materialista, detiene una carreta que pasa por su casa con un perro amarrado y lo compra para darle de comer. Inmediatamente después pasa otra carreta con otro perro igual, y sin embargo, para el final de la película, él ha logrado hacer más por un indefenso (el perro) que lo que Viridiana logra por sus “pobrecitos”.

Viridiana también sobresale por ser visualmente rica y sugerente. Las posteriores cintas de Buñuel son un poco estáticas, pero aquí la cámara se mueve, las sombras y luces son expresivas, es un agasajo visual a momentos.

Para verla propiamente, busquen el DVD de Criterion con su transfer en widescreen digitalmente masterizado.

WHAT THE BLING?

Los que sí leen lo que escribo recordarán que hace unos meses tuve una de las experiencias “cinematográficas” más desagradables cuando renté la insufrible, fea, chafa, new agy, semi hippy, por todos lados absurda “película” hitazo de los gemelos tec llamada “What The Bleep do You Know?”. Este desperdicio de mi tiempo provocó, como pocas cintas que he visto, una sensación inmediata de repulsión, desesperanza, y sobre todo una cierta soledad, al sentirme rodeado por zombies que al parecer habían encontrado en semejante burla a mi inteligencia, una especie de descubrimiento filosófico/científico acerca de la naturaleza de la realidad que nos rodea. Gente cercana a mí a quienes considero brillantes, inteligentes, vivaces seres me llegaban con ojos maravillados a contarme de este parteaguas humanístico de los medios masivos, este documental increíble en el que decían cosas “que ni te imaginas”. Fue una tremenda decepción cuando comencé a ver tal mugre, con su estética de infomercial madrugador y sus verborreas simplonas disfrazadas de teorías científicas, en las que la conclusión es que los seres humanos no sabemos “nada” de la realidad, un argumento que al menos es debatible, y en el que paradójicamente, cualquier duda razonable acerca de tan arriesgada afirmación, era inmediatamente descalificada como un síntoma de un ser “encerrado en el paradigma, incapaz de ver más allá de lo que considera realidad”.

Luego descubrí que dicha “película “ (y no dejaré de usar comillas para describirla) estaba de hecho financiada por un grupo al que no llamaré religioso pero que sí tienen una base firme de creencias que repiten los “científicos” que aparecen en la película, uno de ellos una médium canalizando al viejo espíritu Ramtha, or whatever.
En aquel momento y ahora, repito que “What the Bleep” es una gigantesca estafa y sus razonamientos tan infantiles que no comprendo como pueden ser tomados en serio por gente que ya se graduó de alguna carrera o que lee cosas que no sean revistas como Muy Interesante solamente. Ahora, para los que no creían que esta gente solo busca estafar y quedarse con su mugre dinero para seguir comprándose ranchos en el medio oeste de USA y pensar que son más sabios que el resto de nosotros porque piensan positivamente, hoy en Monterrey se estrena la “secuela” de “What the Bleep”, llamada en inglés “Down the Rabbithole” y en español: “La secuela”. Noten de nuevo las comillas, porque lo que está en los cines (y que ha estado en Sahari’s por algunas semanas) NO ES una secuela. Es una versión extendida de lo que ya vieron, para ser exactos, con 51 minutos más de barbaridades, afirmaciones ilógicas y sin fundamentos, y filosofías baratas, ordenadas con la misma estética chafa para que ustedes les den su mugre dinero y se sientan muy bien consigo mismos pensando que con solo creerlo lo suficiente, ya son dioses creadores del universo y así, olvidarse por momentos de las cosas REALES que están sucediendo a su alrededor. Disfruten, si es su estilo.

Friday, July 21, 2006

ESPERANDO

Wednesday, July 19, 2006

"FRAUDE"


La situación que México está viviendo respecto a la elección presidencial es en todas sus deprimentes facetas un recordatorio para todos los mexicanos, y para cualquier ser humano con capacidad de raciocinio que la “democracia” y lo que supuestamente representa no es más que una más de las fantasías modernas. No me refiero al supuesto fraude electoral que impugna el PRD, sino a la visión global que me llega a mi en lo personal de todo el espectro político-medios-ciudadano-empresarial.

¿Qué es lo que tenemos? Un candidato de izquierda con más colmillo que astucia, cegado por su visión apasionada de una realidad obvia (la de los extremos de México: ricos y pobres) y la idea de que con tal de salir avante en esta situación, se puede decir lo que sea sobre quien sea. Declarar a los medios que incluso los mismos observadores de su Partido estaban vendidos es una de las movidas más torpes que López Obrador ha hecho desde el 2 de Julio, aunque no ha sido la primera. Esas cosas, incluso si son ciertas, no se dicen. Eso es por puro sentido común. Era obvio que la percepción y la credibilidad del candidato iban a sufrir un revés por eso.

Tenemos un candidato de derecha que no tiene empacho en declararse ganador cuando un proceso no ha terminado, y que cada vez que abre la boca, perdónenme, pero suena como un secretario del secretario. A nivel personal, me parece imposible que Felipe Calderón no sea otra cosa que un monigote al que alguien puso ahí para mangonearlo por seis años, sirviendo a intereses empresariales más que poblacionales.

Tenemos también un aparato de gobierno empeñado en voltear la tortilla una y otra vez. Increíble que Fox, quien descaradamente ha hecho uso de todo su poder y recursos desde antes que iniciaran las campañas para desacreditar a AMLO y apoyar a Felipe Calderón (una acción por sí sola más antidemocrática que cualquiera de cualquier otro partido) se la pase diciendo ahora que las elecciones fueron hechas por los ciudadanos solamente, sin su intervención.

Tenemos unos medios de comunicación masiva evidentemente, de una forma casi absurda, al servicio de lo que el gobierno quiera decir. ¿Pero qué podíamos esperar? Hace tres meses Televisa y TV Azteca se beneficiaron enormemente de una ley que nos da en la madre a todos los que nos dedicamos a la comunicación, una ley que mayormente fue apoyada por el PAN. Es decir, la idea de medios de comunicación independientes del gobierno es simplemente imposible. A tal grado, que de parte de periodistas y programas televisivos de los cuales uno esperaría al menos un poco de criterio, hemos tenido que escuchar argumentos como que “cuestionar la validez de las elecciones es un insulto a la ciudadanía”. Como ciudadano, yo me pregunto por qué. ¿Y qué es esta fe ciega, ingenua, torpe hacia el IFE? ¿Por qué cuestionar al IFE es algo tan intransigente? ¿En qué visión infantil de las instituciones nos quieren enfrascar? ¿El IFE no se puede comprar, no se puede equivocar? ¿El padrino de la boda de Calderón y Presidente del IFE no puede tener una inclinación por el PAN, más que evidente? Si algo he aprendido en mis 26 años de vida, si algo me ha quedado claro acerca de este planeta y de los seres humanos, es que TODO SE PUEDE COMPRAR. Esa es la principal lección que he aprendido y creo que es la principal lección que todos hemos aprendido.

¿De qué se trata esto de no dudar del IFE y de los ciudadanos? ¿Por qué? Yo, como ciudadano, ¿tengo qué tener completa fe en todos los demás? Habrá quien diga que hay un dejo de cinismo en lo que estoy diciendo, pero yo lo llamo inteligencia.

Finalmente, tenemos una ciudadanía totalmente dividida en posturas pero unida en algo fundamental: falta de visión crítica. Están los que gritan “fraude” de forma apasionada y cuya inconformidad amenaza con algo de anarquía. Por otro lado, están los excesivamente conformistas, que prefieren una calma aplastante que toma forma en la falta de capacidad para cuestionar a cualquier personaje, institución o poder. Una ciudadanía que se cree lo que la tele le dice, no importa lo desafiante a la lógica que sea. Me parece notable cómo a López Obrador se le acusa por todos lados de dividir al país, cuando lo único que ha hecho es decir en palabras simples lo que todos sabemos: que en México hay de dos, o ricos o pobres, y que es necesario bajarle a esa brecha. Nadie necesitaba que AMLO nos dijera eso, ya todos lo sabíamos desde hace mucho. Notable me parece también porque, desde donde yo lo veo, la principal causa de tanta división de ideas ha sido el miedo irracional, verdaderamente ridículo que el PAN ha infundido acerca de una posible victoria del PRD. Sé que en algunos años, nos vamos a acordar de los miedos que hubo acerca de esto y nos vamos a reír, pero por lo pronto el panorama es sombrío en ese sentido. Incluso gente del mismo PAN me ha dicho que se sorprenden de lo efectiva que ha sido su estrategia, que les parece exagerada la reacción de la gente, pero que les da gusto, obviamente, que así sea. En ese sentido, algo que me parecía inimaginable ha sucedido en México: estamos al borde de entrar en un periodo casi de McCarthismo, con la mitad del país temerosa de “los comunistas”.

Entre tanta tontería, siento que la mayoría hemos perdido de vista el meollo del asunto, que es que la elección presidencial no es finalmente una cuestión política, sino de ciudadanos. Si los Partidos accedieron a ciertas reglas y rompieron otras, o si el IFE hizo esto o aquello, no es el punto. Digo esto porque hay quienes me han dicho que el conteo voto por voto no se debe hacer por ley, porque los partidos accedieron a que así no fuera. Pues los partidos no son los únicos que participan en este asunto, y yo como ciudadano, quiero el conteo voto por voto porque simplemente me parece lo más sensato. Ante tantas irregularidades previas, durante y después de la elección, ante cuestionamientos válidos sobre conflictos de intereses entre las instituciones y candidatos participantes, pero especialmente, y quiero recalcar esto porque es lo más importante: ante el hecho de que la diferencia entre los dos candidatos es de nomás 0.58%, por sentido común, por sensatez, por inteligencia, por prevención, y sin faltarle al respeto a nadie, y sin dudar específicamente de nadie, se deben de contar los votos uno por uno, despacito.

De todos modos, eso no cambia la percepción que me ha quedado de todo esto, el sabor de boca. Me parece obvio que el IFE no es tan independiente, que el PAN no es tan transparente, que Calderón no tiene un pelo de Presidente, que AMLO está más interesado en su triunfo que en mantener su propia credibilidad, que Fox no sirve más que a los intereses de su partido, que la libertad de prensa es un mito, que las empresas controlan TODO, y que por consiguiente, hasta la ciudadanía se puede comprar, porque no tienes que aceptar una mordida para corromperte, basta subordinarte ante los intereses de empresas que no te pertenecen para ser un peón más del cacique. Tal pareciera que el fraude, más que un incidente aislado, es nuestro modo de vida.

MIERCOLES BLUES

Hoy, toda la televisión mexicana es un circo de tres pistas, tal vez de diez. Honestamente, sinceramente, sin ironía, me da lástima la pobre gente que no tiene otra opción de entretenimiento televisivo en sus vidas que no sea lo que Televisa, TV Azteca, etc les ofrecen.

Digo esto porque en los últimos meses viviendo con mi novia, sin la comodidad del cable, ocasionalmente he visto la televisión local, y neta que es algo perturbador.

Hoy en día, todo es sobre sexo. Y no quiero ser malinterpretado. Me gusta el sexo. Me gustan las cosas cachondas, me gusta ver viejas bien buenas en shortcitos, no tengo nada en contra de la explotación de los cuerpos de los seres humanos, si eso es lo que esas personas están felices de hacer de sus vidas. Para mí sería chido que la televisión abierta transmitiera películas porno en las noches. Sería un hombre feliz, no habría quejas de mi parte en ese sentido. Lo que no me gusta es la extraña sensación que me da, la incomodidad que me hace sentir ver la doble moral, la sucia manera en que el sexo, las cosas sexuales, los “taboos” se han mezclado en la televisión con todas las otras cosas que hay dentro de la cajita del infierno.
Ahora te despiertas un sábado a las 9 de la mañana y el Canal de las Estrellas, con sus colores chillantes, rosas, morados, azules, verdes, rojos, te pone a Maribel Guardia semidesnuda con Latin Lover en un bizarro programa de concursos en el que todos los concursantes son modelos, y de alguna u otra forma siempre terminan quitándose la ropa, tocándose, y bailando alrededor de un tubo. Todo esto ante un público en vivo conformado por señoras, niños, abuelitas, y amigos de los empleados de Televisa. Luego de un corte pasan a un “homenaje”, una “semblanza” a la trayectoria de grandes figuras de la televisión mexicana como Paty Navidad, en el que incluso hay tiempo para las remembranzas tristes y que la “actriz” en cuestión se eche una lagrimita, con un subtítulo debajo de ella que dice: “sus inicios fueron muy humildes”, acompañada de música sentimental de piano. Esto, por supuesto, es extremedamente pacheco y pesadillesco para mí. Especialmente un sábado a las 9 de la mañana, recién despertadito, echándote un café.
Es esta esquizofrénica capacidad de la tv actual de ir de la cachondez gratuita total al sentimentalismo barato en cuestión de segundos lo que me perturba profundamente. Especialmente porque siento un elemento común debajo de ambos estados de ánimo: el morbo. Es lo mismo, se dan cuenta, ver a una vieja bien buena encuerarse a ritmo de regaetton que ver a otra vieja bien buena darse una vueltecita y llorar al recordar sus humildes inicios. La revolución sexual ha desembocado no en una apreciación inteligente de las cuestiones sexuales por las masas, sino en su asimilación superficial y mórbida. Todo lo que sea sobre sexo es válido excepto reflexionar al respecto.

Y por alguna razón, al estar meditando sobre esto, recordé que a la par de esta explosión de “liberalismo sexual vacío” en la tele (no sólo en México, sino en el mundo entero), se ha desarrollado otra corriente que cada día es más fuerte: el fervor religioso. Sí, desde el 9/11, en Estados Unidos y el mundo, la religión se ha hecho más importante, la búsqueda espiritual. Y al mismo tiempo, el sexo domina los mensajes que recibimos de los medios. Es como ese hecho innegable acerca de que las películas más repudiadas públicamente son las pornográficas y también las más vendidas.
Se podría explicar en términos puramente biológicos. Ante una realidad desesperanzadora, ante la posibilidad de muerte y destrucción como algo tangible, el impulso de vida, el sexo, toma fuerza. Mientras, la necesidad del hombre de “algo más”, también. En cualquier caso, el elemento común de estas dos corrientes, además del morbo, es la negación.

Y hasta el momento, creo que el siglo XXI será recordado como el siglo de la negación, de predicar una cosa y hacer otra, de tener la realidad enfrente y voltear la cara.
Los contrastes son dramáticos. Lo que sabemos de la realidad y lo que decidimos tomar de ella son visiones casi opuestas. Tenemos un planeta al borde de irse a la basura, con calentamiento global y contaminación casi irreversibles, con sistemas económicos y políticos que asesinan a la mayoría de los seres humanos que habitan este lugar, con guerras, diferencias milenarias, enfermedades sociales y odio. Y nunca en nuestra historia habíamos tenido una conciencia global tan completa de nuestra propia situación como ahora. ¿Y qué hacemos nosotros? Elegimos ignorarlo. Tomamos comfort en universos seguros donde lo atrevido es ver a Maribel Guardia en calzones a las 9 de la mañana. A juzgar por la televisión, el sexo es básicamente la única preocupación que tenemos. El sexo y nuestras ipods, compus, carros, ropa...y nuestra fe en Dios, o la religión, o lo que cada persona elija como creencia ante el vacío de lo que encuentra alrededor.
Yo, por supuesto, creo que si queremos evolucionar, esto tiene que cambiar. Llevamos muchos siglos haciendo todo al revés, y en algún momento, simplemente las cosas van a cambiar.

Algún día, los seres humanos van a voltear al pasado y se asombrarán de lo banales que fueron. Les parecerá gracioso que las calles estaban llenas de anuncios espectaculares que bloqueaban la vista del cielo, que un siglo se fue en pelear un combustible fósil que de todos modos se iba a terminar, que hubo una ocasión en que mientras un país como Estados Unidos sufría por el sobrepeso de su población, un continente como África moría de hambre, que los seres humanos se peleaban por cosas tan poco importantes como preferencia sexual y fe, que la gente disfrutaba más la idea del sexo que el sexo en sí, que se interrumpían las películas para poner comerciales, que el arte era la última preocupación de los gobiernos, que había gobiernos, que había dinero y era importante....o tal vez no, tal vez simplemente yo también esté instalado en mi propia negación, porque nada de lo que describí en los primeros párrafos de este escrito da algún indicio de que lo que describo en este último vaya a suceder, no por el momento al menos. Tal vez todos deberíamos de aceptar nuestra derrota, prender la tele y verla contentos. Quejándonos, pero contentos.

Wednesday, July 12, 2006

DUMBLAND

Imagina que eres uno de los cineastas más respetados del mundo. Universalmente reconocido como un original, tal vez uno de los pocos verdaderos originales que hay, con una obra que incluye cine, video, televisión y pintura. Parece que todo lo que haces le resulta a la crítica y al público al menos interesante, a lo más, soberbio. ¿Cuál es tu siguiente paso? Animación en Flash, por supuesto.
Esa es la lógica de David Lynch, quien además de ser cineasta impulsa un programa mundial para enseñar a los jóvenes a practicar la meditación trascendental y maneja su propio website, davidlynch.com, en donde por primera vez aparecieron los cortometrajes animados en flash de la serie Dumbland, cuyo nombre lo dice todo. Dumbland es primeramente diversión tonta. Monitos mal dibujados en líneas negras sobre un fondo blanco, con trazos irregulares y gestos nerviosos.

De hecho, “monitos” no es la palabra correcta, porque los hace sonar cutes. Estos monos son inquietantes, insoportables a veces. Los personajes son un padre ebrio que no parece tener inteligencia para decir frases que no incluyan la palabra “fuck”, su esposa constantemente nervios, y un hijo que tiene forma de esperma.

Las historias, si es que se les pueden llamar historias, son simples, y su ejecución raya en un minimalismo surreal. No quiero sonar a que estoy dándole a estos cortitos más significado del que tienen, lo que pasa es que mientras la mayoría usa el Flash en internet para hacer animaciones poco interesantes (conejos asesinos, mucha sangre, fun just for fun), lo que Lynch hace es, además de una serie de piezas bastante frikeantes, algo así como...arte. Yep. Arte.

Aunque algunos son lo suficientemente agresivos como para verse tentado a apagar el televisor, otros son simplemente joyas. Lo que ya nos acostumbraron los medios a ver caricaturizado de una forma amable (el papá alcohólico tipo homero, por ejemplo) aquí no se duda en plasmarlo en su más oscura representación. Hay un episodio en particular que trata sobre una mosca que me parece singularmente interesante. Como curiosidad, Dumbland cumple si no eres fan de Lynch o si no estás particularmente interesado en las formas en que los nuevos medios de expresión están siendo utilizados por los artistas. De otra forma, this is good. Es chido ver que Lynch se va a lo básico, y que los ocho episodios de Dumbland fueron animados y musicalizados por él. De hecho, nadie más es responsable por nada en Dumbland excepto Lynch, lo cual por sí solo los hace especiales. Es como ver el trabajo de un artista que toda su carrera se ha apoyado en su equipo, finalmente sin el filtro de los otros. Así que sí, me parece recomendable.

Como nota aparte mencionaría que, probablemente ver estos episodios bajo la influencia del LSD debe ser una experiencia bastante perturbadora, pero definitivamente interesante.

Tuesday, July 11, 2006

PRICELESS



Nada redime más a una estrella de acción ochentosa que decidir antes de su crisis de mediana edad que lo que realmente necesita es rockear y darle al mundo imágenes como esta, que compensan con risas cualquier malviaje del pasado.

La foto me la traje del blog de Daniela Elbahara, pretty interesting stuff: http://laelbahara.blogspot.com

Monday, July 10, 2006

¿CARROS QUE DICEN QUÉ?

Honestamente, tenía muy bajas expectativas con CARS. Por alguna razón, el trailer me aburría inmensamente. Qué diferencia de la primera vez que vi el trailer para LOS INCREÍBLES, y cómo estaba erizo de ver esa movie hasta que por fin pude hacerlo. CARS simplemente me parecía un concepto bastante equis: “¿Carros? ¿La película se trata sobre Carros?”. Sé que la lógica detrás dePixar, John Lasseter y Disney es que la gente normal ama los carros. Así que por eso yo pensé que a lo mejor el que estaba predisponiéndome negativamente era yo. Después de todo, Pixar es Pixar, y sólo ellos han tenido el impecable record en el cine animado americano de los últimos diez años, de hacer puras películas que van de la categoría de muy buenas (BICHOS, MONSTERS, INC-), a la de clásicos instantáneos (TOY STORY 2, THE INCREDIBLES)...cuando fui a ver FINDING NEMO supe que si tuviera 6 años la vería pirata todos los días. Luego la vi en el cine cuatro veces más, y la he visto un video un chingo de veces, como si tuviera seis años, con la diferencia de que ahora me fumo un churro ocasionalmente antes de verla, pero ustedes me entienden.

CARS, por otro lado, es una falla. No es mala. No es un desastre como cuando fui a ver VACAS VAQUERAS (ahora comenzarán a notar que soy un entusiasta de las películas animadas de Disney), y me quedé dormido por gusto, no por aburrimiento. Pero sí es una tacha en el historial de Pixar, que hasta ahora parecía incapaz de manufacturar algo medianamente equis. Ha sucedido, tristemente.

El problema es que Pixar se ha vuelto más predecible de lo que debería. Sus conceptos ya se sienten gastados. Los niños seguramente la disfrutarán, pero los adultos no. Estoy seguro de eso. No como LOS INCREÍBLES o NEMO. Para nada. Su formulita de “personaje se pierde y acaba en un lugar donde todos los nuevos personajes le ayudan a aprender una lección” ya se siente más forzada que naturalmente surgida de una idea original.

El “funny sidekick”, el personaje secundario que parece vivir en una realidad alterna y por lo consiguiente es gracioso ha sido repetido hasta el cansancio, aunque siempre de formas ingeniosas: Buzzlightyear, Dory, el mismo Señor Increíble. Ahora tenemos un camión chimuelo que lucha por tener una característica original, por sobresalir por algo chido, pero se queda en solo ser gracioso porque está tonto.
Hay un momento desvergonzado de autoplagio cuando uno de los personajes de CARS resulta ser una combie hippy que vende combustible orgánico, muy parecido, demasiado diría yo a esa maravillosa tortuga surfer de NEMO. Casi pude ver a Lasseter y equipo analizando sus gráficas: “El 70% de la gente consideró que el personaje más gracioso después de Dory es la tortuga, así que hay que meter algo así en CARS”.

El otro punto bajo de CARS son las canciones de Randy Newman. Chafitas, inapropiadas, incómodas, se sienten tan fuera de lugar que lo mejor hubiera sido omitirlas del todo. Las películas de Pixar nunca han brindado una sola canción memorable, la verdad no sé por qué siguen insistiendo.

Respecto a la animación, pues no esperaba y creo que no habría de preocuparse por eso, obviamente es otro pedo, pero eso es irrelevante si la historia no funciona. Y no funciona porque han ido de mensajes o ideas centrales en su historia acerca de la amistad, el amor de padre a hijos, la decadencia familiar, al simplón y choteado mensaje de que los tiempos viejos eran mejores porque todo era más lento, y a veces se nos olvida detenernos para disfrutar de la vida. Sí, sí, sí, todos sabemos eso...¿Realmente necesito ver una película de más de dos horas sobre carros que hablan para que me digan eso? ¿Nunca vieron Doc Hollywood, con Michael J. Fox? (I know, I know).

En resumen, probablemente sea mejor ir a ver VECINOS INVASORES. Y siempre tendremos a Miyazaki...

BAILE DE MÁSCARAS


Un extraño impulso hizo que el otro día sacara de un olvidado estante donde se empolvaba desde hace años el cd de Maldita Vecindad "Baile de Máscaras", y me di cuenta de lo mucho que extraño la presencia de un grupo de rock latinoamericano, o al menos mexicano, que hable de temas socialmente relevantes, incluso de protesta, de una forma elocuente, inteligente y rica musicalmente. También me sorprendió lo vigentes que están los tópicos de canciones que compusieron en 1995, con el levantamiento de Chiapas y el salinismo aún muy frescos en la memoria colectiva mexicana. Es casi como si estuvieran hablando del mismo país, sólo que ahora con un gobierno panista.

Entre el pópulo, el consenso general es que La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio tienen UN disco grande y ese es "El Circo". Y nada más. Su primer LP es casi desconocido, y su último es desgraciadamente muy mediocre, llamado "Mostros" mismo que vino a evidenciar al menos un estancamiento creativo de sus integrantes, tanto lírica como musicalmente, y que puso fin a su carrera discográfica hasta el momento. No han vuelto a sacar otro LP y se han dedicado ocasionalmente a temas en los “homenajes” a José José, Los Tigres del Norte, etc.

No voy a negar que “El Circo” es su disco más popular, y que fue vital en su momento. Su importancia histórica no tiene discusión. Fue uno de esos discos que ayudaron a crear conciencia sobre un movimiento musical rockero real en México, y además uno que no era solamente una imitación de lo que se hacía afuera, sino una verdadera asimilación de lo externo mezclado con lo interno. La verdad es que cuando Maldita Vecindad comenzó a pegar en la radio, los tocaban por igual en las estaciones de cumbias que en las de pop. Desafiaban la etiqueta. Junto con Caifanes, Café Tacuba, entre otros, le dieron voz a todo una generación de chamacos.

Pero eso eran finalmente, chamacos. Por lo mismo, “El Circo” es un disco de crítica social como la haría un adolescente. De forma superficial, como descubriendo apenas el hilo negro, con más rabia que raciocinio. Ahí radica la causa de su éxito, su atemporalidad. Las rolas de “El Circo” hablan primeramente de las cosas que se ven en la calle y que causan dolor, como el niño que limpia vidrios de coches o se echa maromas en los cruceros. La desigualdad social es retratada como algo casi incomprensible. Fue un disco que tocó una vibra precisa en un momento preciso, su éxito tal que el grupo hizo una extensa gira por America Latina y Europa que llamaron “Pata de Perro”. Pero eso, ladies and germs, no significa que musicalmente o líricamente o ideológicamente sea el mejor disco de La Maldita Vecindad.

Creo que “Baile de Máscaras” es uno de los discos más subestimados del rock mexicano. Con las expectativas por los cielos, Maldita Vecindad tuvo chance de grabar el disco que querían, donde querían y cómo lo querían. Se fueron a Memphis con todos los recursos, y afortunadamente para ellos, en su mejor momento creativo. Hay en “Baile de Máscaras” un constante feeling de estar escuchando a una bola de músicos nada temerosos o tímidos, dispuestos a experimentar en todos los géneros, a buscar el sonido más refinado, a encontrar, de hecho, un punto medio entre todas sus muchas influencias, que van desde la música popular mexicana al rock de Peter Gabriel o el extraño pop egipcio de Nusra Fateh Ali Kahn. Rocco, vocalista y letrista, parece sentirse libre por primera vez, con canciones cuyo contenido social deja de ser general y se vuelve específico, y donde la poesía pesa tanto como la idea detrás del verso. Ya no le basta con reclamar las injusticias del mundo, sino que va de lleno contra quienes desde su punto de vista las provocan y alimentan. Hay una diferencia aquí, entre el chamaco renegón de “El Circo” y el adulto informado que critica y medita en “Baile de Máscaras”.

En “Por ahí”, el track número 3, directamente se ataca por nombre al neoliberalismo. O sea, hay que pensar que para un grupo de rock juvenil esto es altamente sofisticado. ¿Cuántos en su audiencia tenían idea de lo que significaba el neoliberalismo? ¿Cuántos lo tienen hoy en día? En “No les Creo Nada” básicamente hay una completo descrédito a los medios informativos: “la calle no está en la pantalla”, concluyen. Y en “El dedo”, qué actuales se escuchan hablando del proceso electoral. El clímax político del disco viene en dos partes: “Aunque”, una rola donde por igual también logran echar en la mezcla efectivamente el aspecto poético, trágico del resto del álbum, en una reflexión furiosa sobre la sangre inocente que derraman los poderosos; y “Salta pa’tras”, otra canción iracunda donde una por una, nos muestran como los nombres de castas y los apodos que usamos a diario reflejan un constante odio latente entre las personas, mismo que sólo beneficia a las instituciones de poder.

Toda esta elocuencia es un contraste dramático con lo que otros grupos después que ellos han intentado hacer pasar por música con contenido social o de protesta (Panteón Rococo, los hiphoperos regios de los noventas) y especialmente con el clima musical actual, en donde muchas veces las letras de las rolas ni siquiera se tratan de algo, olvídense de que tengan algún tipo de contenido social. No estoy diciendo que me gustaría que todos fuéramos muy serios y que buscáramos retratar la sociedad tal cual con la música. Yo creo en la creatividad en todas sus formas, pero sí me resulta desalentador, algo preocupante, que chavos que hoy tienen la misma edad que los de la Maldita en el 95, no tengan idea o interés de la situación social que se vive en el mundo, en el páís, o en su ciudad.

Musicalmente, Baile de Máscaras hace palidecer incluso a discos chingones de hoy, como Cuatro Caminos de Café Tacuba. Este es un pinche disco donde todo puede pasar. Del ska al punk al rap al rap core al jazz al bolero al tango. Hay dos rolas, como las describe Rocco: “onomatopéyicas”, o sea que no tienen letra, solo música y sonidos hechos con la voz. Hay infinidad de juegos con las percusiones. Y las cosas más triviales son convertidas en poesía: “de boca en boca viajan los sueños, el tiempo vive en la memoria” dicen en Don Palabras. “No existe peor esclavitud que la esperanza de ser, ser feliz”, dicen en Vida Vidrio. “Carga sobre su espalda nuestra agonía en viejas canciones”, dicen al hablar de un organillero en “Vuelta tras Vuelta”.

No es coincidencia que un disco tan elaborado haya sido un éxito mediano, que yo diría más bien fue consecuencia de la expectativa creada por el anterior más que por el producto en sí. Yo garantizo que de diez personas que tengan los dos discos, ocho contestarían que el mejor es “El Circo”. Al rock, históricamente, se le ha negado la capacidad de ser sofisticado. Como si no pudiera ser tan intelectual. Como si en cuestiones musicales rockeras, el juicio de la cultura pop pesara más que el del arte.

Los Beatles podrán ser unos genios. Su reparto extenso y rico, pero a la gente le sigue gustando más “Love Me Do”. Jim Morrison se puso cada vez más poeta, pero nunca le dejaron de pedir “Light my Fire”. Radiohead ha tenido que declarar que nunca más va a tocar “Creep”, porque les parece una canción “idiota” y sus fans se las siguen exigiendo. En el reciente concierto de Beck al que fui, dejó a unas marionetas tocando un playback de “Loser”, para no hacerlo él mismo. Café Tacuba nunco tuvo tanto éxito como con “Eres”, que neta, no es más que una simplona canción de amor que objetivamente no está a la altura de casi nada que hubieran hecho antes, ciertamente no de su disco doble “Revés/Yosoy”, que yo considero fácilmente como el mejor disco de rock mexicano de la historia. Aparte debo mencionar a Los Fabulosos Cádillacs, quienes antes de vender millones con su disco en vivo doble, hicieron su mejor trabajo, el más refinado y casi completamente ignorado disco llamado “La Marcha del Golazo Solitario”. Irónico que siempre la canción más tonta de un artista es su más popular.

De la misma forma, La Maldita ha tenido que vivir bajo la sombra de su ingenioso e ingenuo primer álbum, y tuvo que ver como su mucho mejor, más elaborado e inteligente segundo fuera medio ninguneado. La pregunta que queda en el aire es, ¿Qué es más importante a la larga: la calidad musical de un disco o su oportuna injerencia en la cultura popular?

Y a pesar de esa tendencia histórica a tratar de hacer del rock una simple faceta más de la cultura pop, la verdad es que del 98 para acá la música ha ido perdiendo conciencia social, incluso artística. Hasta en propuestas estéticamente interesantes se nota un extraño vacío. Más actitud que contenido. La desigualdad social, siempre reprobable, no es la principal preocupación de nadie ahora, mucho menos de los jóvenes. Basta ver MTV una tarde, con sus videos de hip hop donde lo cool es traer zorras, billetes y carros con stereos chidos, o con Paris Hilton para darse cuenta que históricamente no es el momento para eso. Hasta Julieta Venegas ha vivido en carne propia las consecuencias de volverse light: inmediatamente eres una estrella y haces tu comercial de Pepsi.

De los grupos de rock que surgieron en décadas pasadas, sólo Café Tacuba ha logrado sobrevivir con un balance sólido entre la exploración musical y la posibilidad de ser comercial. Jaguares es una broma, haciendo covers de Juan Gabriel como cualquier exintegrante de La Academia, El Tri vive en la autocomplacencia de creerse los papás del rock mexicano sin proponer nada nuevo o presentar algo mínimamente respetable en los últimos quince años, y mejor ni hablo de La Lupita, Cuca, y tantos otros que o desaparecieron formalmente o nomás no han hecho nada en años. Maná sigue siendo el monumento al conformismo tanto de público como de artista. Como un wey que creció con esto, que escuchó a estas bandas y que ha visto a MTV transformarse en una zorra de la payola como nunca antes, todo este asunto es bastante triste para mí. Poner un disco como Baile de Máscaras es refrescante. A través de sus 15 tracks te susurra al oído algunas cosas que nunca deberíamos de olvidar: “la música no tiene por qué ser repetitiva, no tiene por qué ser de moda, no tiene por qué ser vacía, tímida, copiada...puede ser diferente, puede ser impopular, inteligente, accesible, puede ser lo que sea”.

Wednesday, July 05, 2006

HUMOR FRAUDULENTO (gracias carla)





Monday, July 03, 2006

PAN y CIRCO

El mensaje del domingo fue claro. No me refiero al "ejemplar desempeño ciudadano" o a que "la ciudadanía mostró su madurez democrática" al ir a votar, cosa que yo al menos esperaba que sucediera y que no me sorprende ni me parece nada dramático qué celebrar. O sea chido, pero eso era de que, nuestro deber. Cualquier persona que no haya ido a votar, no importa lo elocuente de sus argumentos me parece, al menos, torpe. No votar no sirve absolutamente de nada excepto para reafirmarle a la persona que no lo hace su sentido de autoimportancia. Como votar y no votar es basicamente anónimo, sólo el votar tiene una utilidad real. Lo otro es como protestar sin micrófono.

El mensaje de la ciudadanía del que hablo es para el PAN. Lo que la ciudadanía dice es muy simple: "Ok PAN, tu campaña funcionó. Ibas mal, pero en cuánto comenzaste a sacar spots agresivos, a esparcir el miedo y la desinformación entre la gente subiste hasta ganar la elección". Así que prepárense, porque si esta fue nomás la primera, a ver cómo se ponen las que siguen. Gracias a todos los que mandaron mails absurdos sobre el mal que se iba a apoderar de México si ganaba el Peje, gracias a las familias de Chipinque, por sus reuniones con sus empleados domésticos y por sacrificar tiempo de trabajo de ellos en sus mansiones para que Fernando Elizondo les dijera lo mal que les iba a ir con Lopez Obrador. Gracias a los jóvenes que ni trabajo tienen pero que pregonaron que a las empresas les iba a ir muy mal también.

Y neta que no mamen, si alguien polarizó al país fue el PAN, con sus mensajes de miedo y algo de odio.

De todos modos, no nos deprimamos, nada malo va a pasar. Calderón no va a mandar el país a la chingada ni mucho menos. Simplemente va a seguir sonriendo y diciendo que todo va bien mientras el país entero le dice que todo va mal, como con Fox. ¿Pero qué más es nuevo?

TEDDY



Pobre Ted Danson. Sin tener una carrera ejemplar, se la pasó ocupado en todo tipo de proyectos y películas durante los ochentas y parte de los noventas, y hoy en día lo único que puedes ver de él en la tele es esa cheesy y visualmente barata película para tv de Los Viajes de Gulliver. Nunca la he visto (ni pienso hacerlo) pero me imagino que para alguien que fue una estrella big en los ochentas y que se esmeró de vez en cuando en hacer algo decente debe ser desesperante verse a sí mismo con esa peluca en medio de esos sets chafos casi cada semana en el Hallmark. Bueno, eso era todo.